EL DUELO Y LA DEPRESIÓN


De nuevo con nosotros Sergio García Soriano compartiendo y ayudándonos con sus profesionales opiniones.
Cosas de un Pueblo.

Sergio García Soriano
Hace unos días tuve una de las sesiones más “duras” de mi década atendiendo a pacientes. Una señora acudió a verme durante varias sesiones, el principal motivo de consulta era el fallecimiento de su padre pero también le hacía sufrir el hecho de que sus hijos se hubiesen casado y se hubieran ido de casa.
Muy leída, de las últimas novedades en las revistas de Psicología de los kioskos, me relataba su síndrome del nido vacío, o su desgana a la hora de levantarse o maquillarse. Ella se centró en la partida de sus hijos “mis hijos se fueron, hicieron una vida sin mí y eso me deprimió” y le tuve que decir: “ querida señora, usted no está deprimida por eso, sino porque al quedarse sin sus hijos, que podría ser una alegría su independencia, usted se ha dado cuenta que no tenía vida para usted, que su vida era la de sus hijos, que intentó doblegarles para que hicieran una vida determinada, y éstos no le hicieron caso y siguieron su propio camino, y usted se quedó sin vida, por eso se encuentra así”.
La paciente rompe a llorar y acabamos la sesión de ese día. Nuestro bisturí son las palabras, el tiempo de trabajo y los honorarios que cobramos. Y además, tenemos que diferenciar el duelo, de la melancolía, ahora llamada depresión.
En el duelo, sabemos lo que hemos perdido, tenemos constancia de esa desventaja, un familiar fallece y tengo que acostumbrarme a un mundo sin este ser querido. Esto me puede durar hasta dos años…y si se extiende más en el tiempo podríamos estar hablando de depresión. Sin embargo, en el trastorno depresivo no me doy cuenta de cuál es verdaderamente el motivo que me lleva a ello, puedo tener una ligera idea pero doy vueltas alrededor de una cuestión que me hace daño. Y aunque sepa lo que perdí, no contextualizo lo que esto significaba para mí…no siempre es un ser querido, a veces, es un ideal, una promesa, una expectativa…yo pensaba que los profesores eran…yo pensaba que el matrimonio era…o que los hijos nos iban a cuidar siempre…
Todos tenemos ideas sobre cómo tendría que ser el mundo, y nos equivocamos. Reconocer nuestra tiranía, también la mía, nos hace personas más sanas. Fijaos en los suicidas, que lejos de ser almas cándidas y atormentadas, en el fondo son asesino tímidos y deprimidos. No quieren asesinarse a sí mismos, sino que quieren hacerle daño a un tercero pero interiorizan esa afrenta o ese odio en su cuerpo.
El duelo necesita que pasen los meses y se vuelva a la rutina para volver a reconfigurarse su mente. Sin embargo, la depresión necesita de un especialista para que finalice su sufrimiento. Cuando el médico de atención primaria nos dice lo suyo es psicológico, no nos está diciendo que tenga que ver con la fuerza de voluntad exclusivamente, esto lo dejamos para los talk shows, nos está diciendo que necesito a un profesional para que me ayude. Tener en nuestra agenda profesionales de la salud a los cuales poder recurrir, no es un signo de debilidad, sino de inteligencia. La supuesta independencia de la que nos vanagloriamos puede ser falta de humildad para dejarse ayudar.
Sergio García Soriano
660046657
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