¿Individualismo?


¿Individualismo?

 

Ricardo Ruiz de la Sierra

En nuestra sociedad se ha impuesto la cultura de la imagen. Nos hemos convertido en el “homo videns” que ya denominó el sociólogo italiano Sartorius hace dos décadas. El desarrollo de la fotografía, el cine o la televisión han eclipsado a todas las demás manifestaciones culturales o artísticas y en los últimos años, su portabilidad, incluso ha modificado los hábitos sociales. Además, redes sociales como Instagram o tik-tok han logrado que introduzcamos la propia imagen en la estampa pública (por lo que a veces se nos conculcan derechos fundamentales de por vida). Los nuevos ídolos de la adolescencia, los youtubers o influencers,  han elevado el “culto personal” al grado de narcisismo. La adicción que provoca el número de seguidores o los “me gusta” para colmo está bien remunerada por la mercadotecnia. En la mayoría de ellos la única cualidad además del maquillaje y su figura hipersexualizada es contar su rutina diaria. Todos los niños quieren ser influencers en vez de investigadores. Algunos de estos famosos por “reality home” ya han dado la voz de alarma a los psicólogos: la cotidianeidad pública engancha y es difícil salir de ella. El número de trastornos de la personalidad narcisista están aumentando según los psiquiatras.

Como en la publicidad la imagen, planificada y retocada, es solo apariencia y a menudo dista bastante de la realidad. Como los políticos cuando no están delante del objetivo o el micrófono. La imagen, convertida en mecanismo de manipulación, ya no vale más que mil palabras: la han hecho sencilla, superficial y a menudo falsa. Justo lo que conviene a los populistas. La pornificación de la cultura, según la socióloga Eva Illuz, llega a nuestro propio cuerpo. El atractivo sexual ahora es un activo para el éxito de popularidad y para adquirir valor económico. Por primera vez en la historia no es desdeñable, según la socióloga. Las Photoshop de las modelos o influyentes nos muestra unos cuerpos aparentemente perfectos y unas caras felices a los que imitar o desear, lo que provoca en los adolescentes una permanente insatisfacción hacía su propio cuerpo (menos rentable… de ahí el auge de la cirugía estética, los gimnasios y la anorexia). Nos consumimos unos a otros como un refresco dejando muchos heridos emocionales en el contenedor de envases.

Según el escritor V. Lapuente, hay una exagerada individualidad en nuestra sociedad actual como consecuencia del abandono de la izquierda del concepto de patria o el asesinato de Dios por parte de la derecha. Yo no lo creo, además, el socialismo solía sacrificar al individuo por el colectivo. No me gusta hablar de derechas o izquierdas después de la caída del muro de Berlín y mucho menos de rojos y pijos que los partidos inmoderados españoles se empeñan en etiquetar para que nos sigamos creyendo la leyenda negra de las dos Españas. Como en Gran Bretaña y USA prefiero referirme a progresistas y conservadores. En cuanto al individualismo de la “ciudad de la imagen” y el exceso de información en la que vivimos, el ciudadano elige uno de los grandes medios audiovisuales (algunos opinan en vez de informar) y cede su criterio a los grupos de pertenencia: social, profesional, política, etc. Por cierto, las ideologías se han convertido en las nuevas religiones (a veces dirigidas por populistas a los que el “homo videns” les cede su voluntad o disciplina de voto). Cada vez más gente se radicaliza en grupos, negacionístas o conspiranoícos,  crispados (con mascarilla unos o sin ella los otros).

 

Estamos cerca de la ciencia ficción que anticipaba la novela “1984” de G. Orwell, pero, las pantallas repletas de “noticias falsas” en vez de en las calles están en nuestros bolsillos. Trump ha engañado, con ellas, a setenta millones de americanos con lo de que le han robado las elecciones. Los malos ejemplos televisivos y en las redes sociales son abundantes. La ordinariez, la mentira, la falta de respeto y la inmadurez están al orden del día en muchos medios de comunicación. ¿Qué será de nuestros hijos? educados por pantallas móviles y fijas donde abunda la pornografía o el acoso; tele trabajando y con un software que controla cada aspecto de su vida.

Lo que ha sustituido al humanismo religioso y sus valores (respeto a uno mismo y a los demás, generosidad, comprensión, etc.) no es otro tipo de trascendencia espiritual (como dice V. Lapuente), aunque la nueva espiritualidad sea un negocio boyante. Se ha sustituido por las ideologías (intolerantes con el que piensa diferente) y una moral solidaria, sin amor, delegada en las instituciones. Así hemos llegado al consumismo hasta de las personas, para el sexo o para los intereses de gurús, influencers y políticos narcisistas e incultos. En ello ha contribuido mucho el mundo de la imagen que nos muestra la falsedad de forma atractiva. Sin embargo, evitar sufrimiento humano es algo muy importante, saber que los problemas y las soluciones son complejas es básico para mejorar el mundo y tener un espíritu crítico sobre todo lo que vemos y escuchamos es vital para distinguir la realidad de lo virtual o de la posverdad.

 

Ricardo Ruíz de la Sierra

 


Ricardo Ruiz de la Sierra

Ricardo Ruiz de la Sierra, es un escritor que empezó a escribir movido por su inquietud humanística y el interés hacia la espiritualidad y colaborador de medios tan prestigiosos como el periódico “ABC” y diversas publicaciones en cartas al director en “El Mundo” de Valladolid y “El Norte de Castilla”, actualmente coordinador de las jornadas literarias de Ateneo Escurialense.

1 respuesta

  1. Ángel-Luis Domínguez dice:

    Interesantes y sesudas reflexiones acerca de la «tela de araña» electrónica que nos envuelve en nuestra cotidianeidad. Y aunque nos damos cuenta, o no intentamos escapar de ella o nos revolvemos contra ella, con lo que nos aprisiona más.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

  Cosas de un Pueblo no se hace responsable de los comentarios vertidos en la web. Todo usuario que comente por   primera vez pasara por un control de aceptación. No se publicarán, insultos o demás que puedan resultar ofensivos   para cualquier persona. Los comentarios con mails "temporales" no serán publicados, y se les identificara como   spam. Solo aceptamos correos “verdaderos” como: Hotmail, Gmail, Outlook, Yahoo…



Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de privacidad, pinche el enlace para mayor información

ACEPTAR
Aviso de cookies