LA MENTIRA


“Puede ser la verdad una mentira más”

Sergio García Soriano
Cuando pensamos en la mentira, rápidamente nos rige un sistema moral, donde relacionamos lo bueno, la verdad, y lo malo, la mentira. Pero ¿acaso una sociedad podría vivir sin la mentira?
¿Cuántas podemos llegar a decir a lo largo del día? Siempre que queremos ser condescendientes con los demás ¿no caemos en cierta aquiescencia o “mentira”?.
Tendríamos que pensarlo de manera más compleja para poder entender que en todo “engaño” hay una verdad, y en toda verdad se esconde una mentira…de tal manera, que tenemos que escuchar más allá de lo aparente…
Al llegar una persona a consulta, el motivo de la misma, cambia en los siguientes dos meses y lo que era un problema amoroso se convierte en una celotipia o en un alcoholismo nunca diagnosticado…eran “mentirosos” los pacientes…NO, es que no podemos reconocernos ciertas cosas a nosotros mismos. En la Biblia dicen que cada uno “somos legión” y así es…no nos conocemos tan bien como creemos…
¿Es fácil reconocer que ya no quiere a su pareja? ¿O que no siente empatía hacia sus hijos o padres? ¿O que no es tan “hombre” como todos piensan? ¿O que tiene gran envidia a su hermano y sus sobrinos?
No es fácil reconocerlo en nosotros, porque eso supondría hacer cambios y no siempre nos permitimos esos avances en nuestras vidas…”más vale lo malo conocido…”Por otro lado, después somos férreos con nuestros hijos en este tema…-No seas mentiroso, no digas eso que no es verdad-. Y sin embargo, les decimos a nuestros adolescentes cuando no queremos hablar con alguien y nos telefonean – Dile que no estoy en casa –
No llegamos a comprender que el niño ingresa en el lenguaje cuando es capaz de decir que la gallina hace guau y no kikiriki. Categorizamos en verdad o mentira, algo que era un simple “comentario” o un simple espejo de nuestro comportamiento…por ello, además, les castigamos…por lo que estamos haciendo un flaco favor para entender las aperturas de este tema.
En las parejas también esta cuestión puede ser una espada de Damocles. Siendo la verdad necesaria para avanzar y fuente de seguridad… no debemos confundir la “verdad” con contarle al otro situaciones que no “suman” nada positivo al proyecto de vida. Hacerle partícipe a mi “partener” de algunas historias, es confundirle con mi terapeuta y es empozoñar la relación en algunos casos. A veces, cuando estoy pidiendo la verdad, en el fondo me interesa una “información” que he fantaseado y que de manera involuntaria quiero que se genera en nuestra vida diaria. Por lo tanto, nada me satisface…celo de manera permanente…queriendo hacer coincidir “mi verdad” con la realidad…que está ahí fuera.
Sergio García Soriano
Tel 660046657
www.psicologosergiogarcia.com

