Y se “enterró la sardina”.


Y se enterró la sardina, o más bien como nos cantaban las plañideras que bajaron a llorarla, se asó la sardina.
Sin una gran participación, (en el tema de despedir la sardina en el de comérsela alguno mas), bien porque la tarde no acompañaba, o por la hora y coincidencia con el futbol, digno de admirar a quienes siguieron la tradición y se pusieron su ultima disfraz de carnaval el Miércoles de Ceniza enterrando a la sardina.
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